martes, 22 de septiembre de 2009



Es que tenía que pasar tarde o temprano: eventualmente Doña Rosa se daría cuenta de que sentarse al televisor a consumir una hora diaria de Neustadt, haciendo apología de la privatización de ENTEL, era poco menos que un derrame de petróleo sobre los últimos vestigios de luz que le quedaban en el alma:
"Y usted, Doña Rosa, ¿qué prefiere, que tarden meses en ponerle el teléfono, o que varias empresas privadas se peleen por ofrecerle el servicio?".

Cansada de una vida que hasta entonces sólo había consistido en harto libidinosas relaciones con la mercancía, pidió una consulta con su ontólogo de cabecera, y el tipo le dio a elegir entre: a)un folleto de Humanistas y b) el disco Durazno Sangrando. "Ambos tienen sus pros y sus contras", aclaró, "los humanistas ponen toda la onda pero no convocan ni a la mamá; y el disco… si bien es una de las mejores herramientas hasta ahora elaboradas por la humanidad para librar la batalla contra las tinieblas, no deja de ser un simple primer paso"…




Y dijo el Flaco: "es un viaje desde la tiniebla a la luz… y empieza, por supuesto, aquí…".

Y la luz no se hizo, mas se permitió enviar un par de rayos a explorar el territorio, para determinar si es posible abrirse paso entre tanta muerte:

"Está complicado", aseguran, "pero se puede".

miércoles, 2 de septiembre de 2009



¿Cómo me siento?
Como un vestido negro. Sé que no lo soy, pero si que es la prenda más adecuada en este momento
-Explicate, querés
-Okey,nadie tiene por qué entender mi esquizofrenia

Hay momentos, ciertas jugadas de tiempos,en los que una se mira en los espejos, y no sabe qué carajo ponerse. Nada te convence, te cierra, te encaja.
La inconformidad crónica es tan romántica como estúpida, y he aquí el comodín infalible: el vestido negro. Sabes que vas a estar bien, que zafas, que te escapas sin la tangente, que por fin te decidiste por las rosas sin espinas. Nadie, ni vos misma, puede errarle con un vestido negro.Ahra sí, también sabes muy bien, que no vas a brillar, que no fue hecho para vos, que cualquiera podría estar usándolo y nadie lo notaría.
Pero las opciones se centran en: pijama y a la cama, o en, nuestro fijo vestido negro. No es un mesías, pero sí una salida bastante digna.
Sí, podrá parecer un pensamiento bastante berreta del amor...
Pero en estos tiempos, yo aprendí que en el amor, tanto como en la moda, a veces hay que acudir a los vestidos negros.